domingo, 25 de octubre de 2009

Nuestra experiencia en la escuela

Estudiar, trabajar, aprender en la Escuela de Cerámica de la Moncloa constituye un privilegio y un orgullo. No venimos simplemente a entretener el tiempo que sobra, porque casi nunca nos sobra tiempo: hay que sacarlo de donde sea para vivir la experiencia de tocar el barro con las manos y darle la forma que se nos resiste, hay que inventarlo, para poder descubrir nuevas posibilidades, sacar de nosotros mismos lo que nosotros mismos no sabíamos que teníamos: ese potencial artístico, aparentemente escaso, que va creciendo a medida que experimentamos. Hay que buscar, invertir tiempo en hablar de arte con los profesores, conocer la historia, las técnicas, investigar con los materiales, entendernos con las nuevas tecnologías y descubrir que nuestra curiosidad y nuestra capacidad de disfrutar con el proceso de creación aumenta por momentos y que las posibilidades son infinitas e inagotables. Y hay que biengastar tiempo para convivir, crear complicidades con los compañeros, intercambiar experiencias y aprender los unos de los otros. Estamos aquí porque nos reconocemos insatisfechos y queremos saber algo más que pintar un cuadro, modelar una figura o tornear un vaso y no nos importa tanto el objeto final, como el proceso, a través del cual, nos hemos enfrentado a nuestras propias limitaciones.

Los alumnos de la Escuela de Cerámica de La Moncloa

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